La colección hace un repaso por los movimientos artísticos de ruptura surgidos en los primeros años del siglo XX en el contexto de la Primera Guerra Mundial, pasando por la Revolución Rusa, el Tercer Reich y la Segunda Guerra Mundial. Una época convulsa en la que “el discurso artístico de las Vanguardias dio lugar a la alteración de la percepción que se tenía del mundo y de la materia y abrió nuevos escenarios, revolucionando las formas artísticas y sus significados y ofreciendo nuevos retos al pensamiento” como reza el folleto de la exposición.
Las Vanguardias contaban con características comunes. Amaban la velocidad, existía una fascinación por el mundo de la máquina, la experimentación fue el eje de todas sus obras, su objetivo de romper con lo establecida las convirtió en un movimiento provocador que permitió la absoluta libertad del artista. Y no solo eran comunes las características, sino que también podemos destacar la efervescencia de los autores. No se limitaban a una única vanguardia, sino que deambulan por todas.
Entendemos entonces la capacidad que tuvieron las Vanguardias para llegar a todas las disciplinas. Cine, fotografía, música, pintura, literatura… En la exposición, se proyecta un fragmento de Tiempos Modernos de Charles Chaplin y otro de El perro andaluz de Luis Buñuel. Esta última, sin un orden lineal y rozando lo absurdo se considera puro surrealismo. La fotografía está presente en la revista Broom y el Cartelismo propagandístico rusos y en la revista alemana Aiz, que criticará duramente al Tercer Reich. En cuanto a música, cabe destacar el uso de esta en artistas como Sophie Taeuber-Arp que en su Composición horizontal y vertical se inspira en una composición de Jazz.
El Cuento de la Urraca, Joan Miro. Alejandra Rodríguez.
Dadaísmo y Surrealismo
Una de las figuras que más se repite en la exposición es la de Marcel Duchamp, representante esencial del Dadaísmo. Duchamp explorará el movimiento y la velocidad, utilizará colores planos para todas sus obras (característica común de las vanguardias) y será uno de los primeros en cuestionar la definición de arte. Para él, todo lo que pasara por las manos del artista podía convertirse en arte, hasta el objeto más absurdo, como el urinario; una de sus obras más polémicas llamada La Fuente. Además, con la Caja Verde también llamada El museo portátil rompe las reglas establecidas, produciendo copias y comercializándolas. Abandonando el concepto de obra única.
Para entender el Dadaísmo hace falta una única anécdota. Su nombre proviene de la palabra Dada que significa caballo de batalla y fue elegida al azar al abrir un diccionario francés.
Si hablamos de Surrealismo, nos topamos con uno de los grandes de nuestro país, Joan Miró. En un formato quizá desconocido para el gran público, un cuento infantil llamado Érase una pequeña urraca, que mezcla caligrafía y dibujo. Junto a este, encontramos a uno de los móviles de Alexander Calder, el acróbata del aire, que intenta romper con lo estático de la idea tradicional de escultura.
Ecce Homo, George Grosz. Alejandra Rodríguez.
El Tercer Reich protagoniza una de las salas de la exposición. Nos adentramos con el sonido de Adolf Hitler en una radio de diseño con el símbolo del régimen. Empezamos a ver la trascendencia de los movimientos en el mobiliario de lo cotidiano. Junto a esta, una pared con portadas de la revista Aiz que muestran la oposición de esta al régimen nazi. Además, podemos adentrarnos en el Berlín anterior a Hitler con el libro litográfico, Ecce Homo, de George Grosz protagonizado en gran parte por desnudos explícitos de mujeres. Destacar la obra de una de las pocas mujeres expuestas, Nina Kulagina.
Objetos de diseño. Alejandra Rodríguez.
Acabamos nuestro viaje por las Vanguardias con uno de los movimientos más conocidos, La Bauhaus. Movimiento que busca la funcionalidad mezclando el buen hacer de la artesanía tradicional y las innovaciones de la época. Una de las cosas que enriquece la exposición es la presencia de objetos de la vida cotidiana a los que se le dio una vuelta de tuerca convirtiéndolos en joyas del diseño. Llama la atención un frigorífico de origen español que, en conjunto, recuerda a una rascacielos y cuya parte superior está inspirada en el capó de un coche de la época, que además, guardaba el motor de este.
Ejemplos de Collage. Alejandra Rodríguez.
El collage pone el broche final a una exposición muy completa cedida por el Institut Valencià d´Art Modern y la colección privada Alfaro Hoffmann. El collage une elementos aleatorios pero que, tras pasar por la mano de un artista, se convierte en obra de arte y estará presente en todos los movimientos de las Vanguardias.
Cabe preguntarse si la ruptura con lo establecido fue provocada por un rechazo a la realidad de la época, teñida de guerra y destrucción. Estos movimientos buscaban la provocación para despertar a una sociedad abatida por su tiempo. ¿Fueron las vanguardias el arte urbano de hoy
