jueves. 24.04.2025

¿Cómo defines la felicidad desde una perspectiva neurocientífica? ¿Y cómo crees que podemos medirla?

La felicidad es una auténtica utopía si la medimos sólo desde lo material. Mucha gente cree que tener más dinero o reconocimiento es lo que la hará feliz, pero en realidad eso solo es una ilusión. Me he encontrado con personas que comen manzanas durante semanas solo para poder comprarse un bolso carísimo porque creen que eso les hará felices. Pero la felicidad es algo mucho más profundo. Para cada persona, la felicidad es una definición completamente diferente. Pero podemos definirla como la calma, la capacidad de estar en paz contigo mismo en el momento presente.

¿Podrías compartir alguna técnica o ejercicio para mejorar el funcionamiento cerebral?

¡Uf, un montón! (se ríe) Lo maravilloso del neurofitness es que puedes hacerlo en casa sin ser un experto en neurociencia. Pero hay algo clave: el cerebro no se entrena si tú no quieres. Es como ir al gimnasio, si no entrenas, no hay resultados. Yo diría que lo más importante es la hidratación, parece obvio pero el cerebro es un 65% agua, muchas veces nos sentimos cansados no por fatiga mental sino por deshidratación, beber sorbitos de agua durante el día puede marcar una gran diferencia. En segundo lugar, la respiración consciente: cerrar los ojos, inhalar profundamente por la nariz y soltar el aire lentamente, como si soplaras una vela, esto se llama micro recarga neuronal y mejora el enfoque. Por último, el silencio neuronal, el cerebro nunca descansa, pero necesita pausas, pero con esta técnica (silencio neuronal) te permites dejarte llevar, en mi canal de YouTube hay muchas sesiones guiadas disponibles.

La neurocientífica Catalina Hoffmann. Imagen cedida por la entrevistada
La neurocientífica Catalina Hoffmann. Imagen cedida por la entrevistada

Si pudieras dar tres consejos para mantener un cerebro joven y activo, ¿Cuáles serían?

Lo primero es quitarse la idea de que la edad define la capacidad del cerebro. He conocido personas de 30 años con una mente envejecida y otras de 90 con una energía increíble. El cerebro siempre puede mejorar, siempre. Después, cuidar cómo nos hablamos, somos nuestros peores críticos y nos decimos cosas que jamás le diríamos a otra persona; hay que entender que el cerebro no distingue entre realidad y ficción: todo lo que le dices, se lo cree. El tercero sería entender que está bien no estar bien, las emociones son una montaña rusa, lo importante es no reprimir lo que sentimos porque el cuerpo acaba somatizándolo en forma de ansiedad o bloqueos; pedir ayuda es clave para un cerebro sano.

Es necesario volver a lo esencial: leer en voz alta, escribir a mano

En un mundo hiperconectado y lleno de distracciones, ¿Cómo podemos mejorar la concentración y aumentar la creatividad?

La clave está en reeducarnos. Nos hemos acostumbrado a la inmediatez: vídeos cortos, mensajes instantáneos, estímulos constantes… Y esto ha dañado nuestra capacidad de atención. Estamos entrenando al cerebro para que solo busque dopamina rápida y, luego, nos sorprende que nos cueste leer un libro o ver una película de una sentada o sin mirar el móvil. Es necesario volver a lo esencial: leer en voz alta, escribir a mano… También debemos dedicar atención plena a las actividades que practiquemos, debemos de evitar el multitasking, ya que desgasta el cerebro y no nos hace más productivos.

Para concluir, ¿Qué descubrimiento reciente crees que tendría mayor impacto en nuestra sociedad?

Ay (suspira y se ríe), te puedo hablar de tantas cosas… A mí me fascinan todos, la verdad, pero me pareció un paso súper importante, aunque no es muy reciente, cuando por fin tuvimos evidencia científica de que existían células nerviosas en el corazón y que estas trasladaban información y a su vez emociones. Me parece fascinante que el corazón le manda más información al cerebro que el cerebro al corazón solo que el cerebro no lo escucha. Esa conexión mente-cuerpo me parece brutal.

"El cerebro siempre puede mejorar, tengas la edad que tengas"