No es la primera vez que entro en el hospital, pero sí la primera que no lo hago por un tema de salud. Mi padre lleva trabajando en el Hospital Universitario Virgen Macarena 22 años, y hace quince conoció al jefe de Servicio de Medicina Interna, el Dr. Colmenero, ahora gerente del centro. Hoy me acompaña en esta experiencia. Llegamos a una sala donde está Lola, la secretaria de Miguel Ángel, una mujer encantadora que nos pide, siempre sonriendo, que esperemos en el sofá. Eso hacemos durante unos minutos en los que yo no paro de repasar mis preguntas para que no se me olvide nada, antes de poder entrar por fin en el gran despacho del gerente del Hospital Macarena.
No exagero cuando digo “gran despacho”, la sala puede ocupar perfectamente el espacio de dos habitaciones de mi casa. Tiene mesas, una televisión, grandes ventanas… Pero lo más llamativo, es la mesa de nuestro entrevistado, al fondo de la sala, donde está sentado esperándonos con una sonrisa.
Tras saludarnos le cuento el objetivo de mi tarea y por qué le he elegido a él. A partir de ese momento le noto más feliz, en su cara se veo el orgullo de ser una persona de interés para la sociedad. Solamente por haber aceptado ocupar el cargo de gerente de un hospital tan importante pocos meses después de empezar una pandemia mundial ya quería conocerlo, no solo profesionalmente, sino personalmente.
Arrancamos nuestro encuentro hablando sobre sus aficiones, para romper el hielo. El doctor reconoce que el poco tiempo libre del que dispone lo dedica a pasear, que su pintor favorito es Goya, y que el grupo de música que más le gusta son los Beatles, igual que a mi abuelo, pienso, lo que me hace sonreír porque a casi todas las personas mayores les encanta el grupo, como a las niñas de mi edad Taylor Swift.
Tras comprobar que es sevillano de pura cepa, de familia sevillana, me aventuro a plantear las famosas preguntas sobre las dualidades de nuestra ciudad: ¿Semana Santa o Feria? ¿Sevilla o Betis? Sonriente, me responde que prefiere la Semana Santa y el Sevilla Fútbol Club, lo que le quita la sonrisa a mi padre, bético hasta la muerte.
A partir de ese momento, me recoloco en el asiento y nos centramos en la razón por la que he venido: hablar de medicina. Hablamos sobre su vocación y descubro que no estaba desde la infancia: “De pequeño quería se piloto de aviación, ni médico ni futbolista como cualquier niño. No tengo ningún familiar que trabaje en el campo de la salud; fue decisión propia, por un problema familiar que tuve”, confiesa.
El Dr. Colmenero estudió Medicina en Sevilla, y luego hizo la residencia en el Hospital Macarena. ¿Por qué Medicina Interna? “Era lo que me gustaba. Estuve de estudiante como alumno interno y después pude coger la especialidad en el mismo hospital donde estudié”. Admite que fue un joven con suerte, ya que quería trabajar en Sevilla y, con mucho esfuerzo, ha conseguido llegar donde está.
Miguel Ángel además estudió Educación y Prevención en SIDA. Esto último me resulta curioso ya que no conozco los tiempos donde el SIDA era una importante enfermedad mortal. Me explica que cuando estudió sobre esta, se trataba de una patología relativamente nueva, con pocas posibilidades terapéuticas y, sobre todo, con mucho campo para adquirir conocimientos. Esto me lleva a descubrir una cualidad más de mi entrevistado, es una persona curiosa a la que le gusta aprender de lo desconocido. “Para mí, uno de los puntos más importantes en el campo de la salud es cuidar, sobre todo cuando no se puede curar”.
Uno de los puntos más importantes en el campo de la salud es cuidar, sobre todo cuando no se puede curar
Llega el momento de hablar de su gestión del hospital al empezar la COVID-19. De nuevo, me vuelvo a recolocar en el asiento, esta vez con los oídos aún más abiertos si es posible, para escuchar atentamente su testimonio. “La gestión, desde mi punto de vista, es un paso más dentro de la actividad asistencial. Tenemos que acostumbrarnos a gestionar nuestra actividad”. Me explica que este nuevo reto le dio la oportunidad de adquirir más conocimientos desde otro punto de vista. Una experiencia que califica como satisfactoria. “Adquieres una visión global de lo que es un hospital. Lo ves desde distintos prismas”. En este camino ha contado con un sostén imprescindible: “Mi familia siempre me ha apoyado en todas mis decisiones; sin su beneplácito no lo habría hecho”, admite.
Repaso en mi papel, sorprendida, las cifras del hospital: 5.000 trabajadores para un centro que asiste a casi 500.000 habitantes. Le planteo entonces si se arrepiente de haber aceptado el cargo en pleno coronavirus. Con sinceridad, me responde con un rotundo: “Para nada”. Lleva más de 30 años en este hospital como profesional: “Forma parte de mi vida; en cualquier cambio que se produzca quiero participar, independientemente de qué cargo ocupe”. Su respuesta me hace pensar que no solo la familia es lo más importante para él, el hospital también.
Me pregunto cuál sería su primer pensamiento al ocupar el despacho y cómo pudo soportar desde la dirección la presión que suponía la lucha contra el virus. “En ese momento lo importante era la seguridad de los profesionales y evitar el riesgo que supuso para la población esta pandemia. Se soportó con ilusión, con esperanza de que todo saliera bien y poder hacer todo lo posible por la población y los profesionales”.
Recuerdo entonces mis temores porque mi padre, al trabajar en un hospital, corría un mayor riesgo de contagio. Sin embargo, el doctor reflexiona con naturalidad que, aunque “fue un momento muy difícil y había mucha incertidumbre, pero éramos un grupo muy cohesionado”.
El HU Virgen Macarena es junto con mi familia lo que me estimula diariamente
Mirando al futuro, me atrevo a indagar en los nuevos proyectos que tiene en mente el gerente. El doctor Colmenero revela que “El hospital tiene que desarrollarse en muchos sentidos”. El objetivo principal es eliminar las habitaciones de tres camas. “También tenemos dos proyectos estratégicos para el crecimiento del hospital; el nuevo edificio de oncología y el hospital de la mujer en Cartuja”. Entre esos objetivos se encuentra también la defensa del sistema sanitario español: “Lo principal para mí es que haya un consenso entre todos para apostar por nuestra sanidad. Este consenso debería ser global, de todos los partidos políticos”. El gerente del Hospital Universitario Virgen Macarena habla por los demás trabajadores del centro cuando afirma que quieren formar parte de esta sociedad, “no ser sólo un lugar donde se presta una atención sanitaria concreta”. Recalca que la humanización de sus actuaciones es clave para conseguirlo. Ante esta respuesta, no es de extrañar que cuando le pregunto qué significa su lugar de trabajo me diga que “el HU Virgen Macarena es junto con mi familia lo que me estimula diariamente”.
Eliminar las habitaciones de tres camas; el nuevo edificio de oncología y el hospital de la mujer en Cartuja son algunos de nuestros objetivos
Cuando el Dr. Colmenero no ocupe este despacho quiere que se le recuerde como un profesional del hospital que hizo todo lo que estuvo en su mano para mejorar la asistencia clínica y el bienestar de pacientes y profesionales. Con esta frase inspiradora acaba la entrevista y mientras apago la grabadora no puedo dejar de pensar en que yo, siendo una joven que nunca se ha interesado por la rama sanitaria, por primera vez me gustaría formar parte de algo tan bonito como esto.