- Respeto al escenario
A veces obviamos la gran dificultad que supone subirse sobre las tablas y ser el foco de atención de mucha gente. “El veneno del artista es el mariposeo en el estómago antes de cada gala”, estas palabras suscritas del artista Antonio Carmona demuestran que nunca se supera el miedo al fracaso.
Parte de este miedo radica en la exigencia impuesta por parte del público. Esta gran exigencia obliga a los artistas a estar en constante preparación y concentración por no cometer errores.
- Horas de trabajo continuo
La performance no empieza cuando los músicos entonan las primeras notas, sino en el momento que se empiezan a montar las canciones en las largas horas de ensayos.
Detrás de cada actuación se necesitan muchos meses de preparación. La música en este sentido es lo más parecida a las matemáticas. Los procedimientos deben estar bien ejecutados, los elementos (en este caso los músicos) deben estar perfectamente sincronizados y a la hora de hacer el calculo final (la propia actuación) no debemos alterar ninguno de los resultados obtenidos previamente.
- Renovación
Las canciones por el avance de las tecnologías cada vez son más efímeras; es por este motivo que los artistas deben estar en constante atención de las tendencias imperantes incluso, a veces, adelantándose a los gustos del público.
- Incentivación a los artistas
Acudir a los conciertos, en gran medida supone poder costear los gastos de logística, producción y realización de los espectáculos; sin embargo, no es la única razón por la que el público es imprescindible.
El mayor pánico que puede sentir un artista es cantar sin receptores, sin apoyo emocional, sin referente, con la sala vacía. Para los músicos el público lo es todo, la reciprocidad entre artista y espectador es tan importante que de esta relación depende casi en su totalidad la calidad de la actuación. Pues la música debe fluir en un ambiente de comodidad y de plena satisfacción, en caso de que falle alguno de los elementos el producto final no será el mismo.
- Medio socializador
En las actuaciones se comparten momentos con personas diferentes a nosotros, de las que solo sabemos que compartimos gustos musicales parecidos. Desde que estamos en la cola para entrar en la sala hasta que nos sentamos en nuestra butaca o vamos al baño en el intermedio estamos en constante relación con las demás personas.
- Evasión
Además, la música puede servir de elemento de distracción en caso de que no estemos atravesando por momentos especialmente buenos.
La música en directo combina una doble intencionalidad: transmite el mensaje literal de las letras interpretadas y apelan a nuestras emociones de forma directa.