Parte del encanto que ha logrado que el festival granadino pueda codearse sin complejos junto a los grandes eventos musicales del panorama nacional es, aparte de su insólita y encantadora localización, la capacidad de juntar en unos escasos dos días a auténticos veteranos de la música como Ivan Ferreiro, quien hizo un emocionante recorrido por su trayectoria que puso más de un bello de punta, y a jóvenes promesas como Cupido o Carolina durante, grupos de trayectorias no superiores a un año que están logrando romper con lo establecido.
La noche del viernes comenzó con Novedades Carminha, grito al cielo y aires de reivindicación. No había acabado el concierto cuando ya empezaba a sonar desde el alejado escenario de Brugal todo un icono del mundo indie, Vetusta Morla, y con ellos sus miles de fans, en un concierto que casi duplicó la hora programada, hecho que a nadie pareció importarle ya que Pucho los embelesaba con su característica voz.
Pasaron las horas con Amatria y el rincón exquisito de Second hasta que llegó el momento, se acabó ser un mero espectador, tocaba pasar a la acción. Eran casi las tres de la mañana pero estábamos activos, más que nunca. Fue entonces cuando se iluminó el cartel de Carolina Durante.
Momentos de expectación y de intercambios de miradas, de ese público dependía que viviéramos ese concierto como se merecía. Un lapsus de canción y media regado de miradas de personas desaprobando el inexorable avance de nuestros impulsos "destroyers", hasta que el número de afiliados a la causa arrasando las primeras filas fue mayoritario y todos pasaron a entender lo lógico de esa actitud en un concierto de rock.
Era sábado, estábamos magullados y el cuerpo no perdonaba los excesos de la noche anterior, pero siempre hay una recámara energética para el último día. El emergente grupo Cupido abrió la jornada, orgullosos de su dominio del autotune, ni se molestaban en apagarlo cuando hablaban entre canción y canción, pero es ese mismo gesto el que hace que no se les pueda reprochar nada ya que solo ese pasotismo te hace disfrutar tan despreocupadamente de su puesta en escena.
Solape en contra de los jóvenes traperos el de Ivan Ferreiro, quien se llevó de calle al 90 por ciento de la audiencia. Su experiencia y amor por la música hace que recuerdes lo que es un concierto en mayúsculas, sin duda, uno de los grandes regalos del festival.
Llegó Zahara con su dulce voz y sus rudos y punzantes mensajes, transportándonos a todos hasta el espacio en un viaje de ida y vuelta a la realidad, pero vaya realidad: salieron los chicos de la M.O.D.A con sus camisetas interiores, sus inusuales instrumentos y sus cantos desgarrados. Momento increíble el de ver a miles de jóvenes cantando esas canciones en 2019, una gran esperanza para la música nacional.
Granada Sound es ilusión y liberación. Un maravilloso proyecto andaluz hecho con cariño al que deseamos muchas más y prósperas ediciones.