¿Han visto alguna vez la serie para niños Lazy Town? Recuerdo un personaje (Stingy) que lo quería todo para él. Al ritmo de “eso es mío” se apropiaba de lo que era suyo y de lo que no. Parece mentira pero se ha reencarnado en forma de clubes y aficionados de Segunda ‘B’, Tercera e incluso la propia Federación. Cada uno con sus propuestas, sus quejas, y por supuesto su buena intención de lo que ellos entienden como ‘lo justo’, aunque esto último más bien es un ‘lo que me conviene’ disfrazado.
Las competiciones se han quedado por la mitad, y el qué hacer es el debate de moda. Obviando el fútbol profesional, dominado por ricos que se manejan en otro escenario, los humildes plantean ERTE a sus empleados a la vez que contemplan la absurda batalla de la Federación con sus intereses. Llamativo resulta que la proposición de los que mandan en estas categorías sea la más incongruente. No hay descensos pero sí ascensos, oportunidades solo para aquellos equipos afortunados que se encontraban en las primeras posiciones cuando vino la tormenta.
Les voy a poner en situación. Es 23 de febrero, el Córdoba empata a uno ante el Cádiz ‘B’. Se coloca cuarto, en puestos de playoff. Todo por decidir. Las dos siguientes jornadas las pierde, y queda en quinto puesto, fuera de promoción, pero a tan solo un punto del Yeclano, que le adelanta. Desde entonces no se ha jugado más. ¿Merece quedarse fuera, no tener oportunidades de subir de categoría? La justicia, vista por el prisma personal de cada uno, impide el razonamiento. Qué mas da que queden diez jornadas aún por disputar, treinta puntos en juego, si podemos dejar en la cuneta a este equipo por uno.
Crear una liga nueva, nadie sube ni nadie baja, playoffs con ocho equipos de cada grupo... Medidas que surgen como respuesta a la intención del ente federativo. Todas justas, todas válidas, todas buscando el interés común, ¡el bien de todos! El consenso, el diálogo, la unión, o la lógica, quedan aplazadas, porque en el fondo esto es solo un debate de empresarios persiguiendo el beneficio propio. El “es mío” de Stingy nos estaba preparando para esto.