Soy una cinéfila empedernida, no puedo evitarlo. Siempre he sido de esas que piensan que una buena película puede distorsionar tu realidad, esa en la que te sentías tan a salvo. Tiene la capacidad de dejarte pensando y queriendo más. Puede emocionarte, enfadarte o hacer que te rías como nunca.
Y, si se trata de aquellas que tocan el alma, Antes de ti está en mi lista de imprescindibles.
La he visto en tantas ocasiones que creo que no me cansaría jamás, y he de reconocer que en cada una de ellas me he enamorado aún más, si cabe, de sus protagonistas y de la historia que comparten.
Durante la pandemia, no he podido aguantar las ganas de disfrutarla de nuevo, incluso sabiendo que el resultado iba a ser el mismo que las veces anteriores: acabar con un pellizco por dentro.
Ver esta película es algo que cualquiera debería experimentar, porque me parece una buena forma de tomar consciencia de que podemos tenerlo todo y en los siguientes diez segundos no tener nada. Nos ayudaría a saber que ningún momento de nuestra existencia está escrito. Al fin y al cabo, todo en la vida consiste en que tú te empeñes en ir hacia un sitio y acabes donde al destino le dé la real gana, sin poder hacer nada para remediarlo.
He de decir que puedo pecar de sentimental, pero es que, como John Green, creo que “el verdadero amor nace de los tiempos difíciles”, frase que le va como anillo al dedo a este largometraje. Se dejan a un lado los egoísmos, los estereotipos y el conformismo que caracteriza a los seres humanos, porque llega alguien que te enseña a vivir con osadía y a crecer más como persona, a no conformarte. A perseguir tus sueños hoy, porque quizás mañana sea tarde. A buscar un lugar en el mundo y convertirlo en tu hogar.
“Solo tenemos una vida, y tenemos la obligación de vivirla al máximo”, es un lema que llevo repitiendo en mi cabeza desde que lo escuché por primera vez en una de las escenas, y que se ha acentuado cuando en estas semanas he tenido un hueco para reflexionar sobre lo que pienso y siento.
Aprovechemos el tiempo, vivamos. Es la conclusión que saco.