Aunque el siglo XVI supuso un crecimiento en todos los ámbitos de la sociedad española de la época, no hay que olvidar que para crecer tanto tuvimos que empezar desde cero. Y es que el siglo XV se caracterizó por brindarnos una crisis que supuso unas dificultades económicas negativas para el Reino de España en todos sus aspectos.
Las batallas, ganadas y perdidas, supusieron una gran inversión de dinero. Las plagas y las enfermedades junto al aumento de la población (alcanzaron unos ocho millones de personas) mermaron el crecimiento económico. A eso hay que sumarle que las bases económicas eran deficientes en comparación con los demás países que formaban la Europa del siglo XV y que nos superaban en estrategias competitivas económicas.
Una vez entrado en el siglo XVI, y con el cambio de situación política, el Reino de España despegó en todos los sentidos. Detrás de esa mejora social, económica y militar se encontraba los reinados de Carlos I (15516-1556) y Felipe II (1556-1598).
En este enlace encontraremos cómo afectaron los aspectos sociales, económicos y productivos durante dicho siglo. Todo proceso de crecimiento dentro de España fue producto de su hegemonía como potencia mundial debido a que el siglo XVI fue la época en la que España dominaba el mundo. Completamos la vuelta al mundo y propiciamos el descubrimiento de nuevas tierras en Norte América y Sur América. Y Europa convertiría poco a poco su forma de comercializar productos y servicios en un capitalismo tosco.