Dada la situación actual, Sergio Flecken no tiene mucha más opción que atenderme vía Skype. Lo hace con una sonrisa desde su casa en el centro de Madrid, donde vive desde hace tiempo con su chica y su perro. Tras darse a conocer en los años 90 con el grupo infantil Bom Bom Chip y ser uno de los rostros más conocidos de nuestro país durante esta década, también le hemos visto triunfar en televisión, protagonizando una de las series más aclamadas de Disney Channel España, Cambio de Clase. Después de pasar una temporada tocando por Estados Unidos y viviendo en Nashville, hace dos años que Flecken volvió a España. La vuelta a su ciudad natal coincide con su incorporación como guitarrista en el conocido musical de La Llamada, dirigido y creado por los ya famosísimos Javis, que actualmente también triunfan con otras creaciones como la serie Paquita Salas en Netflix o La Veneno en Atresmedia.
Flecken tuvo una infancia rodeada de focos y escenarios que recuerda con una dulzura palpable por el tono de su voz. Me explica cómo crecer con Bom Bom Chip fue algo que pocos entenderían. “Fue una etapa maravillosa, la más feliz de mi vida, una aventura que ninguno de los cinco que formábamos el grupo podremos olvidar jamás”. Tenía tan solo diez años cuando empezó a saltar de concierto en concierto por toda España, llenando estadios y con una media de 80 bolos anuales, una cifra que hoy pocos artistas pueden disfrutar.
“Bailé, canté y me divertí. La sorpresa vino cuando nos dijeron que firmaba un contrato con Warner para, al menos, dos años, que al final fueron algunos más”
La historia de Sergio en Bom Bom Chip surge de una audición más de todas las que hacía por aquel momento. Nos cuenta que llamaron a su madre y le dijeron que necesitaban verle, como sus hermanos y él trabajaban en el mundo de la publicidad desde muy pequeños, creían que se trataba de un anuncio más. “Bailé, canté y me divertí. La sorpresa vino cuando nos dijeron que firmaba un contrato con Warner para, al menos, dos años, que al final fueron algunos más”.
Recordando su infancia le pregunto si se acuerda de la primera vez que se subió a un escenario a cantar y, aunque me reconoce que es una memoria borrosa en su mente, se atreve a contarnos entre risas los souvenirs que hoy rememora con cariño. “Sí, tengo muchos recuerdos de aquella época y aquellas actuaciones y algunas anécdotas curiosas como, por ejemplo, cuando una vez tuve que actuar con la pierna rota, totalmente escayolado y con silla de ruedas, ¡yo, que no paraba quieto ni un minuto!”.
Sergio no solo fue la sensación musical del momento, sino el primer amor de muchos, entre los que se encuentra Lorena, su novia actual, quien admite entre carcajadas que nunca hubiera imaginado que algún día ese amor platónico sería real. Le insinúo entre broma y broma haber sido el centro de todas las miradas al ser el guaperas del grupo. Con cara de sorpresa, nos admite que, aunque puede que fuese así, de pequeño nunca se sintió el centro de atención del grupo. “Éramos cinco y los cinco íbamos juntos a todos lados, dentro y fuera de los escenarios. Ellos se convirtieron en mi familia e, incluso hoy, José Luis, el otro chico, sigue siendo uno de mis mejores amigos. Lo será siempre”.
La música es algo que ha estado siempre muy presente en su vida, hasta llegar a convertirse en su pasión. Fue su padre el culpable de esta locura, pues lo introdujo al mundo de Mark Knopfler, “gracias a él, hoy en día soy guitarrista, no me imagino de otra forma que no sea con una guitarra entre las manos”. No obstante, confiesa que, si su vida no hubiese estado relacionada ni con la música ni la interpretación, posiblemente habría querido ser jugador profesional de hockey hielo.
“No me imagino de otra forma que no sea con una guitarra entre las manos”
El grupo musical que triunfó en los 90, Bom Bom Chip
Después de la separación del grupo infantil, llegó Cambio de clase. Recordando esa ventana por la que nos contaban todas las peripecias de aquel instituto, acompañado de Bertini (Luisber Santiago) y Valentina (Andrea Guasch), nos narra la buena experiencia que fue para él en muchos aspectos. “Lo vivimos de forma bastante intensa y aprendimos muchas cosas. Fue una etapa enriquecedora de la que me llevo, sin duda, a grandes amigos”.
Hablando sobre su paso por la serie, resolvió una duda existencial para todos aquellos fieles a su trayectoria televisiva, ¿dónde quedaron las rastas? Entre risas nos cuenta que curiosamente, mucha gente desconoce que durante la primera temporada las rastas eran extensiones que llevaba en su pelo, algo que hizo para la serie, pero era realmente incómodo. “Así que, en las siguientes temporadas decidieron que fueran una peluca”, dice con alivio.
Ahora mismo, ¿eres más músico o actor?
La interpretación fue una parte importante de mi vida, fueron muchos años de castings y aunque es cierto que ahora mismo no tiene capacidad en mi vida profesional, será algo que siempre me gustará. Hoy por hoy, estoy totalmente centrado en la música y creo que así seguirá siendo mucho tiempo.
¿Cómo te sientes cuando tocas?
Me siento tan cómodo que es una sensación como “estar en casa”. Da igual cuántos años me siga dedicando a la música, me seguirá pareciendo increíble que me paguen por ello, ya que amo tanto mi profesión que es algo que, sin duda, haría gratis. Me considero una persona muy afortunada.
Tal es su devoción por la música que, de la noche a la mañana, decidió hacer las maletas y dejó España atrás para perseguir el sueño americano, donde pudo trabajar de músico durante un año y medio. “Sin duda, es el país de las oportunidades”. Una experiencia increíble con la que se quedo con todo de la misma, tanto lo bueno como lo malo.
“Siempre he visto la fama como algo relativo y temporal, hay que aprender a entender lo que es y cómo puede llegar a afectar a las personas”
Sergio admite con una sonrisa que no se arrepiente de haber hecho ni dejado de hacer nada, confía en que todo en la vida pasa por algún motivo y tiene una razón. “Creo que en la vida nada es aleatorio”. Hablando de aleatoriedad, le pregunté por algo que le llegó sin esperarlo: la fama. “Siempre he visto la fama como algo relativo y temporal, hay que aprender a entender lo que es y cómo puede llegar a afectar a las personas”.
“El sector cultural y sus trabajadores es uno de los más desamparados”
A punto de terminar la entrevista, me comenta cómo esta crisis, como todas, ha afectado de forma notable al sector, pero, quizás, esta más y sin esperarlo, justo cuando todo estaba funcionando tan bien. “Es una pena porque todo se ha parado en seco: series, teatros, conciertos… Y el sector cultural y sus trabajadores es uno de los más desamparados, así que nos ha afectado de forma absoluta”. Piensa que esto debe cambiar y que nos demos cuenta de que la cultura es esencial, así como también lo es cuidar a quienes trabajan en ella. Asimismo, asegura que esto supone una pérdida muy grande para miles de personas que ahora mismo no tienen nada: desde el artista que se sube al escenario o el actor que vemos en la pantalla, al técnico de luces y sonido o al cámara que le graba. “De todos modos, resurgiremos, como siempre hemos hecho”.