El deporte de la bicicleta es duro, sufrido, solo apto para aquellos con una fuerza de voluntad y un amor propio por acabar lo empezado digno de admiración. La gran mayoría hemos aprendido a montar de pequeños en este medio de transporte, son muchos los que hacen numerosas rutas en ella, pero muy pocos los que alcanzan el nivel necesario para vivir de este deporte en la más alta competición.
Al igual que en otras disciplinas deportivas, España goza de una gran presencia en este deporte, ya que es uno de los países punteros en cuanto a la calidad de sus corredores y al poseer una de las tres carreras más importantes de la temporada- La Vuelta a España-, junto al Tour de Francia y el Giro de Italia.
El gran nivel de nuestros ciclistas nos ha aportado grandes alegrías a los amantes de la bicicleta, poniendo a nuestro país en el mapa de este deporte Federico Martín Bahamontes al ganar el Tour de Francia en 1959, convirtiéndose en el primer español en conseguir en el pódium final de Paris el maillot amarillo. Así, una vez abierto el camino, llegaron nuevos triunfos como el del luchador incansable Luis Ocaña en 1973, o ya años más tarde el de Perico Delgado o los increíbles cinco Tours de Miguel Indurain que lo situaron en un singular club junto a Jacques Anquetil, Eddy Merckx y Bernard Hinault que ganaron también en cinco ocasiones esta competición, aumentando su gesta y situándose como el más grande de este cuarteto al ser el único que los ganó de forma consecutiva haciendo gala de un dominio espectacular.
Durante la pasada semana, se disputaron los mundiales de ciclismo en varias categorías y disciplinas como contrarreloj y en ruta. En esta competición internacional también hemos levantado en varias ocasiones el trofeo de campeón gracias a las piernas de nuestros ciclistas. Así, los españoles han logrado llevarse el primer puesto 9 veces y el segundo en 14 ocasiones.
La carrera en ruta disputada en el día de ayer en Innsbruck, aglutinó a los mejores ciclistas del mundo agrupados en equipos según su nacionalidad. La competencia fue ajustada, tensa, frenética, resuelta en un espectacular sprint final en el que Alejandro Valverde demostró ser el más fuerte del pelotón. El circuito al que dieron vueltas hasta alcanzar una distancia que puso a prueba hasta al mejor de los físicos, estuvo lleno de increíbles subidas que destrozaron las piernas de los corredores. Kilómetros durísimos para los ciclistas, pero que al igual que en las ediciones anteriores nos regaló imágenes y actuaciones soberbias dignas de elogio, como la del murciano que hereda el título del sprinter eslovaco Peter Sagan, campeón consecutivo en las tres últimos ediciones.
La victoria de Valverde no ha sido un caso aislado, ya que en años recientes también hemos tenidos grandes corredores que nos han llevado a la cima del Tour, el Giro o La Vuelta, como han sido Oscar Pereiro, Alberto Contador, Joaquín Rodríguez o Carlos Sastre; “gallos” que nos han situado en los más alto de la élite mundial de este deporte de dos ruedas. Sin olvidarnos tampoco de Joseba Beloki, que si no se hubiera caído en aquel descenso del Tour de 2003, podría haber destronado a Lance Amstrong en uno de sus siete triunfos consecutivos en la carrera francesa, que después le fueron arrebatados por su triste positivo en dopaje. Triunfos que demuestran la alta calidad de los pedales de nuestro país.
No obstante, el corredor del Movistar no estuvo solo en los 265 kilometros recorridos en tierras austriacas, sino que la selección de nuestro país creó un competente equipo que ha combinado la experiencia de la veteranía con la explosividad de la juventud. De esta forma, nuestros representantes en el mundial en ruta de 2018 han sido Enric Mas, Jesús Herrada, Alejandro Valverde, Omar Fraile, Mikel Nieve, David de la Cruz e Ion Izagirre. Duros competidores que forman parte de las plantillas de los mejores conjuntos del ciclismo mundial como el Astana, Sky, Movistar o Quick Step, entre otros y que tras la espectacular y muy merecida victoria del español se convierten en los nuevos rostros encargados de pelear con garra y a piñón por repetir la gran gesta del veterano del combinado nacional .
Esta combinación era una de las mejores opciones por las que podía optar el equipo español, a pesar de la falta de Mikel Landa, ya que se daba la oportunidad a las nuevas caras de este deporte que vienen llenas de ganas y talento de demostrar su valía entre los rostros más conocidos de este mundo, y como bien hicieron a lo largo de la carrera de ayer, tal y como afirmaba Enric Mas en unas declaraciones a prensa: "Estar en el Mundial, en la selección, es una pasada. Somos todos buenísimos, vamos a intentar ganar o hacer medalla con alguno de nosotros, vamos a ver cómo va".
La expectación por el triunfo español era enorme, ya fuera por el propio Alejandro Valverde o por el pequeño del equipo, Enric Mas. No obstante, todas las apuestas caían hacia el lado del murciano, como ya afirmaba en los días previos a la carrera el tricampeón mundial español Oscar Freire que decía que: “Valverde sigue teniendo piernas para ganar”. Esta declaración cobraba fuerza con el apoyo de las palabras del propio corredor del Movistar, que que dijo que: “La Vuelta te deja en buen punto para el Mundial y todos estamos muy bien”, y se terminaron de asentar con las declaraciones de uno de los miembros del equipo, Ion Izaguirre, que dijo a prensa que el líder del equipo español se encontraba al cien por cien y que estaba muy motivado con esta prueba. Se venía avisando lo que tenía que suceder.
Así, pudimos ver cómo el mundo del ciclismo enloquecía con el sprint del murciano y han sido incontables las reacciones felicitando a Valverde por la victoria. De hecho, los amantes del ciclismo recordaremos durante muchos años cómo nos despertamos aquel lunes 1 de octubre y todas las portadas de los periódicos y titulares de los telediarios daban gran presencia a corredor del Movistar.
El mundial de Innsbruck 2018 no ha sido únicamente la posible última bala con la Valverde ha intentado hacerse con este gran reconocimiento, y con la que claramente ha acertado de lleno, y tampoco una oportunidad para los más jóvenes del grupo, sino que ya estamos hablamos de un relevo generacional en las filas de nuestro conjunto nacional, un importante punto de inflexión para traspasar las responsabilidades de los más veteranos a las promesas.
Decíamos antes que en estos años recientes ciclistas como Oscar Pereiro, Alberto Contador, Joaquín Rodríguez o Carlos Sastre han sido los encargados de llevar el peso del ciclismo español en la espalda para mantener nuestro país entre los mejores del mundo, tanto en competiciones por equipos como mundiales. Un gran grupo de corredores que han logrado grandes triunfos y gestas que pasarán a la historia de este deporte. De esta generación, solo se mantiene activo en competición Alejandro Valverde, una leyenda ya de la bicicleta. A sus 38 años, parece que su retirada no queda muy lejos. No obstante, todavía se ha visto con fuerzas para competir con gran garra La Vuelta a España al ganador de este año, Simon Yates, y para ser el flamante vencedor de un mundial en el que ha llegado delante de grandes "gallos" como Tom Dumoulin, Romain Bardet, Michael Woods, Thibaut Pinot o Rui Costa, entre otros.
Sin embargo, a pesar de la retirada de los grandes nombres mencionados anteriormente y el no muy lejano adiós de Valverde tras este gran broche de oro a su carrera, que como ya declaraba ayer entre lágrimas tras la carrera: "Con esta victoria ya me puedo retirar tranquilo". No tenemos motivos para pensar que nuestro ciclismo va a quedar huérfano varios años hasta encontrar a la futura estrella. No, el futuro no es algo a lo que mirar a lo lejos, sino que está ya más que presente en los pelotones de las mejores competiciones del calendario.
No hay que tener miedo a que vengan años desiertos de triunfos para las bicicletas españolas, ya que recientemente en los dos últimos Tour de Francia hemos visto las grandes actuaciones que ha realizado Mikel Landa, tanto haciendo la labor de gregario de Chris Froome en el conjunto Sky o como de líder del equipo Movistar tras su sonado fichaje en la edición de este año. Además, no solo hay corredores para la general de las grandes vueltas como el mencionado Landa, sino que también tenemos corredores con corazón para disputar victorias de etapa como Omar Fraile o muy buenos representantes para la contrarreloj como Jonathan Castroviejo o Marc Soler.
No obstante, a pesar de estos últimos, parece que hay un nombre que resalta por encima de ellos, un jovencísimo de 23 años al que el mismo Alberto Contador llamó a ser su sucesor. Este ciclista es Enric Mas, la joven promesa del Quick Step que tras no haber estado presente en el Tour ha demostrado en La Vuelta que viene dispuesto a todo y que viene para quedarse al lograr el segundo puesto de la general con grandes actuaciones en las etapas de montaña y regalándonos un gran espectáculo en la penúltima etapa donde se ascendía al Col de La Gallina en la que consiguió alcanzar esta gran segunda plaza final en una vuelta grande tras escarparse junto a Miguel Ángel López.
El estatus y el respeto que se han ganado los corredores españoles en este deporte ha sido algo digno de admiración desde hace años, pero no se trata de algo que vaya a quedar en el pasado, sino que el relevo generacional va a continuar dándonos alegrías que nos van a mantener en los más altos puestos de la élite mundial, puede que tenga que haber un proceso de adaptación, pero no será largo. Solo hay que poner la misma confianza en los nuevos que la que hemos puesto durante tantos años en los ya experimentados, una vez hagamos esto, las piernas de estos corredores harán el resto.
Es más, para este proceso Valverde nos ha dado aún más esperanzas si caben y una gran expectación y confianza hacia nuestros corredores. Por ello, hemos de dar las gracias a Alejandro una vez más, por su lucha incansable, por su espectacular competitividad y por ese corazón que le ha llevado a seguir peleando por este título tras haber visto como se le escapaba en dos ocasiones. Muchas gracias de nuevo, por tantos años regalando espectáculo encima de una bicicleta y por llenarnos de alegría y hacernos saltar del sofá de nuevo mientras te veíamos esprintar hacia la línea de meta.