jueves. 21.11.2024

En los últimos años, varios estudios han evidenciado la relevancia de incorporar el arte en la intervención con niños que tienen Trastorno del Espectro Autista. Este trastorno generalmente impacta las habilidades simbólicas y lingüísticas, provocando dificultades en el complejo y enriquecedor ámbito de las interacciones sociales, lo cual enfatiza la necesidad de un ambiente altamente estructurado. Es por esta razón que la arteterapia ha sido considerada como un enfoque terapéutico efectivo para abordar las debilidades y fomentar las fortalezas de estos niños, facilitando así su mejor desenvolvimiento en su entorno cercano y en la sociedad.

El autismo es una condición de origen neurobiológico que impacta en la constitución del sistema nervioso y en el funcionamiento cerebral. Permanece con la persona a lo largo de su vida e impacta principalmente en dos áreas: la comunicación e interacción social, y en la flexibilidad en el comportamiento y en el pensamiento. Este trastorno neurológico generalmente se manifiesta en la infancia temprana y según la OMS, afecta a un promedio de 7 millones de personas en Europa, de las cuales alrededor de 50.000 niños en edad escolar residen en España. Aunque se trata de un espectro que, objetivamente, no tiene cura, cada vez más niños están experimentando grandes avances en su desarrollo gracias a la arteterapia.

La arteterapia tuvo su origen como terapia ocupacional y su término evolucionó en los años 40 a una técnica que utiliza materiales y métodos artísticos para trabajar con individuos que enfrentan trastornos, discapacidades o dificultades. El artista y docente británico Adrián Hill fue quien acuñó el concepto, creyendo en su capacidad no solo para beneficiar al paciente en aspectos mentales y físicos, sino también para ayudar en el diagnóstico y comprensión de las causas de los malestares psíquicos.

Países como Alemania, Japón, Estados Unidos e Inglaterra han logrado resultados positivos con esta terapia, que se evidencian en las interacciones sociales, la mejora en el comportamiento adaptable y en el desarrollo de habilidades lingüísticas. Un ejemplo de esto es la investigación doctoral de Evans, K.R. (1997), titulada Terapia artística y el desarrollo de habilidades comunicativas en niños con autismo.

Asimismo, en España, diversos centros han empleado el arte como herramienta para apoyar y fomentar la expresividad en niños con TEA, presentando sus obras y procesos creativos en exposiciones con el propósito de valorar y difundir sus creaciones, así como de concienciar a la sociedad acerca de este grupo y su talento.

En Sevilla encontramos, entre otros, el proyecto “Lo imposible, lo inalcanzable” dirigido por Paco Pérez Valencia, doctor en Bellas Artes, pintor y profesor de la Universidad Loyola. Se trata de un proyecto de difusión cuya idea principal está en ofrecer una historia diferente sobre las relaciones humanas, principalmente, a través del arte, de las emociones, de la creatividad y de los sueños. “Como artista pensé en cómo podrían ayudarnos a nosotros estos jóvenes con autismo más que cómo podríamos ayudarles nosotros. Ahí empezó todo”, explica Pérez Valencia.

Galería de fotos Lo imposible, lo inalcanzable. Foto cedida por Paco Pérez Valencia
Galería de fotos Lo imposible, lo inalcanzable. Foto cedida por Paco Pérez Valencia

Actualmente, la arteterapia goza de gran popularidad, sobre todo en las grandes ciudades como Madrid y Barcelona donde prolifera la especialización en esta terapia. En ellas se ofrecen másteres, como el de la Universidad Complutense y la Universidad Autónoma de Madrid, así como en el ISEP de Barcelona. También hay cursos intensivos de arteterapia, centros y fundaciones donde profesionales cualificados llevan a cabo esta disciplina.

Este sería el caso de María Ángeles Moreno, graduada en el Máster de Arteterapia en Barcelona, que decidió cursarlo porque “noté que el sistema educativo tenía espacios ciegos. En cierto modo el sistema educativo se olvidaba de ciertos tipos de niños, y sabía que la terapia podía asistir en esos espacios. Habiendo estudiado Bellas Artes y crecido rodeada de artes plásticas entendí que la forma más orgánica para yo acceder a esos espacios olvidados sería a través del arte terapia”. Tras haber adquirido una buena experiencia personal y académica indica que “recomendaría que los colegios, escuelas e institutos incorporen espacios donde arteterapeutas puedan trabajar con alumnos. Ya sea dentro del aula, como especialista de soporte o en un espacio exclusivo para arte terapia abierto a todos los alumnos, pero especialmente a alumnos de interés y neurodiversos”.