El 2021 empezó con sus retos, sobre todo los sucesos del 6 de enero que dejaron en conmoción al mundo entero después de presenciar los disturbios y la violencia en el Capitolio de los EE.UU. Un día que estaba destinado a la validación de las elecciones en las que Joe Biden ganó de forma justa la presidencia de los Estados Unidos. La violenta manifestación se percibe como un atentado contra la democracia norteamericana, que se encuentra en un estado frágil y, en su peor escenario, podría provocar una guerra civil entre republicanos y demócratas.
Estados Unidos era un país que muchos extranjeros admiraban por su discurso de libertad, democracia, justicia y oportunidades económicas pero, lo que hemos presenciado durante el 2020 y ahora a principios del 2021 nos muestra la verdad sobre el estado social del país. Los problemas sociales, políticos, económicos y en este momento de salud, bajo el mandato del presidente Donald Trump desde el 2016 y durante toda su presidencia, se hacen hoy más patentes.
El presidente Trump convocó a los seguidores del partido republicano el 6 de enero a una “marcha para salvar Estados Unidos”, una marcha que terminó siendo una protesta violenta. Desde que se anunció que Joe Biden fue el ganador en las últimas elecciones, el actual gobernante no ha parado de proclamar falsas acusaciones de fraude electoral. Discursos que llevaron a sus seguidores a actuar de manera forzosa e inadecuada violando la constitución americana y la integridad de la democracia. Su intención era perpetuarse ilegalmente en el poder e incitar un golpe institucional; en este momento se están haciendo comparaciones con dictaduras, populismo y describiendo a Estados Unidos como una república bananera, como pasa en varios países de América Latina, como explica Fonseca. El concepto república bananera describe a un país por su inestabilidad política, autoritarismo, corrupción y subdesarrollo.
Joe Biden se dirigió a los ciudadanos americanos después de lo ocurrido en el Capitolio, en sus palabras expresó lo siguiente: “Un presidente puede inspirar o incitar”. También dijo que el comportamiento de la protesta no es el de un americano, y recordó que somos un estado libre, donde la democracia tiene valor. Días después, tras su juramento como nuevo presidente, Biden desmanteló las acciones de Trump firmando múltiples ordenes ejecutivas donde pidió el retorno de USA a los acuerdos climáticos de París, disolvió políticas antinmigración y otras acciones para afrontar la crisis sanitaria.
¿Cuál será el legado de Trump? Y ¿Qué tanto poder tiene como figura de interés?
Es claro que Trump tiene el poder de provocar acciones e incitar conductas entre sus seguidores, pero las escenas del 6 de enero fueron clamorosas, como expresa Baker: “Agentes de policía con pistolas en un enfrentamiento armado para defender la Cámara de Representantes, gas lacrimógeno en la rotonda, congresistas escondidos, extremistas de pie en el lugar que ocupa el vicepresidente en el estrado del Senado y sentados en el escritorio de la presidenta de la Cámara de Representantes”. Entre otras escenas destacadas el uso de la bandera de batalla confederada nos recuerda a la guerra civil estadounidense y su uso actual se relaciona con los actuales movimientos nacionalistas blancos y de supremacía blanca.
Los intentos del presidente y su lucha por deshacer el resultado de las elecciones dejaron al gobernante sin dos de sus mayores aliados: el vicepresidente Mike Pence y el senador Mitch McConnell, quienes rehusaron respaldar cualquier intento de anulación de la elección democrática. Después de las protestas perdió el apoyo de muchos más republicanos. Como resultado de la votación, realizada finalmente tras estos sucesos, Joe Biden fue reconocido como el futuro presidente, el número 46, de los Estados Unidos. A esto se suma la victoria del partido demócrata en la cámara de representantes y en el senado.
Estos sucesos y las imágenes divulgadas sacaron a relucir dos variantes preocupantes que están ocurriendo en Estados Unidos. En primer lugar, la brutalidad policial y su diferencia de trato entre personas de color y personas blancas y, por otro lado, el poder de las redes sociales. Trump intentó dar un golpe institucional contra la democracia, y su popularidad hace que el uso de redes sociales sea muy peligroso; es la primera vez en la historia donde plataformas de comunicación como Twitter, YouTube, Facebook e Instagram tuvieron que inmovilizar la palabra de un presidente, bloqueando sus cuentas y eliminando comentarios hechos por el gobernante porque ponían en riesgo la política de integridad cívica.
- Brutalidad policial y segregación en Estados Unidos
La brutalidad policial siempre había sido un gran problema en Estados Unidos, por la segregación y discriminación sobre las personas de color. En el año 2020, tras el asesinato de George Floyd, se avivó la llama de luchar por los derechos humanos, trayendo así el movimiento de Black Lives Matter. Aunque siempre se ha visto segregación en EE.UU esto se había calmado durante la presidencia de Obama, pero volvió a resurgir con la de Trump en el 2016, con la proliferación de mensajes de odio y el aumento de la discriminación. La propia cuenta del presidente en Twitter fue un reflejo de esto. Como consecuencia, se iniciaron una serie de protestas en las cuales se luchaba por la igualdad y la protección de las vidas de las personas de color. Los eventos del 6 de enero dejaron a la comunidad de color enfurecida e indignada con las imágenes que estaban viendo. El trato policial hacia los republicanos que produjeron pánico y violencia en el capitolio fue mínimo, con solo 13 arrestos en comparación con los 13.000 arrestados en las protestas de Black Lives Matter. La injusticia racial en el trato policial volverá a ser un gran problema para la cultura americana.
A continuación, pueden ver fotografías que muestran el contraste de los eventos.
Autor: Manuel Balce Ceneta | Crédito: AP
créditos:Creative Commons
2. popularidad en Redes Sociales
Por otro lado, y como segundo elemento, cabe destacar de la protesta en el Capitolio, el impacto en redes sociales. El autoritarismo se mueve y toma fuerza a través del populismo y la incitación a las masas, rasgos que hemos presenciado en el mandato del presidente Trump . Cuatro años de provocaciones, comentarios racistas, manipulación de la verdad y más acciones a través de Twitter que han dejado a un país polarizado entre republicanos y demócratas.
Las plataformas sociales más grandes bloquearon los comentarios del presidente, en especial Twitter que, a través de su política de integridad cívica, dice lo siguiente: “No puede utilizar los servicios de Twitter con el propósito de manipular o interferir en las elecciones u otros procesos cívicos. Esto incluye publicar o compartir contenido que pueda suprimir la participación o inducir a error a las personas sobre cuándo, dónde o cómo participar en un proceso cívico. Además, podemos etiquetar y reducir la visibilidad de los Tweets que contienen información falsa o engañosa sobre procesos cívicos para proporcionar un contexto adicional”.
Podemos afirmar que los eventos que se han ido desarrollando en los últimos meses y durante toda la presidencia de Donald Trump son un reflejo del legado que deja de su presidencia. Actos que lamentablemente dejan a los Estados Unidos como un país frágil, polarizado y con un largo camino de recuperación, el cual solo se puede afrontar a través de la educación y la restauración de los valores norteamericanos, retos que se le han sido encomendados a Joe Biden y se percibe una atmosfera positiva con infinitas posibilidades durante está nueva presidencia.