El Bitcoin es una criptomoneda digital que se obtiene minando o comprándola, pero para ser obtenida se debe seguir un proceso.
La mayoría de las criptomonedas se obtienen realizando cálculos matemáticos complejos a través de la tarjeta gráfica y el procesador de un ordenador. Estos cálculos hacen que el ordenador use toda su potencia, requiriendo una cantidad de electricidad superior a la que requeriría un uso normal del dispositivo.
Las operaciones matemáticas que se resuelven son fragmentos de operaciones y transferencias bancarias, cálculos avanzados y complejos de programas avanzados. Como recompensa por resolver los cálculos, a los denominados mineros bitcoin, se les recompensa con monedas digitales.
Estos problemas matemáticos a través de los cuales se obtienen Bitcoins cada vez son más complejos, y requieren más energía para los ordenadores: se ha multiplicado por cuatro la energía necesaria para resolver uno de estos problemas.
Al aumentar la cantidad de energía que se necesita, aumenta la electricidad generada y consumida, lo que conlleva un aumento de emisiones de CO2 y otros gases contaminantes.
Al año se calcula el consumo anual de energía de Bitcoin en 45,8 teravatios hora. Esto se traduce en un rango anual de emisiones de carbono entre 22.0 y 22.9 megatones de CO2. Sin embargo, los investigadores estiman que el consumo de energía se duplicaría si incluyeran todas las demás criptomonedas existentes.
El llamado dinero del futuro podría estar destruyéndolo sin saberlo. Sin duda, la criptomoneda y su aporte al medioambiente debe ser considerado como un punto clave en los esfuerzos de lograr el cambio climático.
Os compartimos una infografía que explica de manera sencilla qué es un Bitcoin y qué lo hace especial.