Margarita Salas, considerada la mejor científica española del siglo XX, cumplió 80 años el pasado mes de noviembre haciendo lo que más le gusta: investigar. Asturiana de nacimiento, no lo tuvo nada fácil para empezar en el ámbito académico. Por aquel entonces, el Franquismo recorría las ciudades de España, dejando a un lado al género femenino que tenía que luchar contra los ideales de la época.
Cuando corría el año 1961 decidió empezar su tesis doctoral en bioquímica médica. Una vez terminada su tesis se mudó a Estados Unidos a trabajar siendo discípula del Premio Nobel en medicina Severo Ochoa. “Trabajar con él fueron los mejores años de mi vida” relata a la revista Jot Down de El País. También trabajó con uno de los más reputados investigadores bioquímicos españoles: Alberto Sols.
Gracias a su pasión por la búsqueda constante de respuestas antes cuestiones vitales o cotidianas fue la descubridora potencial del phi29, virus bacteriano formado por unos 20 genes que nos ayudan a entender, dentro de la bioquímica molecular, cómo funciona y de qué está compuesto nuestro ADN.
Cuando estuvo viviendo en Estados Unidos, cerca de tres años, completó su carrera profesional de la mano de Severo Ochoa y se ganó a pulso inversiones en bioquímica que en la España de 1967 no se daban debido a la situación del país. Margarita recuerda al Periódico Sur como España era un «desierto cultural y científico». Ni si quiera la mitad de la plantilla estaba formada por mujeres, de ahí que tuviesen que traerse la inversión de fuera, principalmente Estados Unidos.
Toda su carrera profesional, y gracias al descubrimiento de la bacteria phi29, hizo que su trabajo no solamente haya sido reconocido a nivel nacional sino internacional. Esto le ha permitido ganar galardones como el Premio Rey Jaime I de Investigación, nombrada “Investigadora Europea” por la Unesco en 1999, Premio Severo Ochoa de Investigación Biomédica o ser la máxima autoridad en bioquímica dentro del CSIC (Centro Superior de Investigaciones Científicas) entre otros reconocimientos. A sus espaldas cuenta con más de 400 ponencias y 350 publicaciones sobre investigación en su campo.
Está claro que a sus 80 años su pasión por su trabajo, la investigación y el descubrimiento han hecho que sea pionera en su campo. Actualmente no hay nada que más le agrade que ir todas las mañanas a su laboratorio a seguir descubriendo, encontrando respuestas ante los misterios de la ciencia que le siguen desconcertando