En la mañana del lunes día 29 de octubre, el histórico paso del río Guadalquivir amaneció tintado de extraños mensajes color rojo que hacían un llamado al “terrorismo hebreo”, movimientos “judeonazis” o “marxistas” entre otros. A escasos 200 metros de los primeros, también aparecieron varias paredes de la fachada de la Torre de la Calahorra con pintadas de contenido antisemita y anti socialdemócrata.
En el Ayuntamiento de Córdoba, el teniente de alcalde de Seguridad Ciudadana, Emilio Aumente, quien días después también comparecería en respuesta al vandalismo que se produjo en el Día de Todos los Santos, calificó estos hechos como “un atentado contra el patrimonio histórico de la ciudad”, señalando que podrían repercutir negativamente en estas jornadas en las que una gran cantidad de turistas se aglutina a lo largo del casco histórico cordobés.
Funcionarios del propio organismo político señalan que existe una gran preocupación al no contar con la cantidad de efectivos policiales suficientes como para garantizar el control de estos delitos, además de destacar el hecho de que estos sucesos no son únicamente un problema actual, sino que se han ido incrementando a lo largo de los años.
A la vista de los acontecimientos, la Junta de Andalucía, a destiempo, envió un técnico con el objetivo de elaborar un informe sobre las pintadas Pero este agente se personó una vez éstas ya habían sido borradas gracias a la rápida actuación de la empresa de saneamiento cordobesa SADECO.