Información. La información es la principal moneda de cambio dentro de la actual sociedad en la que vivimos. Las grandes empresas dedicadas a Internet y las nuevas tecnologías, como Facebook o Google, pueden parecer en un primer lugar totalmente gratuitas, pero no podemos dejarnos engañar. Su negocio se basa en la adquisición de los datos de sus clientes, para así después poder venderlos a distintas compañías, con el fin de conocer su nicho de mercado y saber dónde es posible vender mejor su producto.
Estas empresas han provocado que el mundo dé un giro radical y ya no sea tal y como lo conocíamos. El fenómeno masivo de internet se ha colado en nuestras vidas y las ha transformado. Esto ha generado que distintos sectores centenarios, como la moda o el comercio, se hayan visto obligados a cambiar su forma de obrar, ya que se han encontrado en una tesitura donde si no se renovaban, morían. Así, el periodismo también se ha encontrado inmerso dentro de esta flamante vorágine digital y son muchos los que, incapaces de adaptarse al ritmo del cambio, han tenido que abandonar el barco mediático. No es el caso de nuestro protagonista de hoy, un hombre que se ha sabido adaptar a la nueva era tecnológica de una forma impecable. Pero no podemos quedarnos tan solo en la superficie de la innovación. Es clarividente que el cambio ha afectado sobre todo al periodismo impreso, ya que los ciudadanos rehúyen cada vez más de la prensa escrita y se informan a través de sus pantallas inteligentes, pero José Luis (Villaviciosa del Duque, 1960) afirma: “El desarrollo de nuevas tecnologías no solo ha afectado al periodismo impreso. También a la radio y a la televisión. Ambas se retransmiten por internet en directo y los podcasts de los programas ya emitidos nos permiten tener acceso a su programación bajo demanda en el horario que mejor se adapte a nuestras necesidades”.
Imprenta antigua situada en la redacción del Diario Córdoba
Sin embargo, pese a que sabe que el panorama se ha deslindado de sus antiguas costumbres, no tiende a demonizar al gigante de la red como suele ocurrir con facilidad. “Lo importante es que se haga buen periodismo. Internet le da unas posibilidades extraordinarias, pero cambia el concepto de medio de comunicación, desde la fórmula empresarial, pasando por el modo de hacer periodismo y terminando con el modelo de soporte”. Una de las ventajas mayoritarias para nuestro profesional de la información es la rescisión de la concepción espacio-tiempo que ha desparecido gracias a las nuevas tecnologías. “Hace veinte años, una persona interesada en una información publicada en el Diario Córdoba solo podía acceder a la misma si estaba suscrito, si compraba el periódico en un quiosco de prensa o si lo veía en un bar mientras desayunaba o tomaba el aperitivo. Ahora, la noticia la puede ver de esas maneras, pero también, desde cualquier lugar del mundo y a través de un dispositivo digital. Esto es una auténtica revolución. Internet ha derivado en una metamorfosis en muchos ámbitos, uno de ellos es el del periodismo, tanto impreso como audiovisual. Hemos entrado en una nueva dimensión”.
Pero no todo son rosas. A pesar de su gran aporte a la comunicación, la red ha devaluado la credibilidad de los testimonios que recibimos. “Internet ha multiplicado el riesgo de la propagación de noticias falsas. Su gran poder es la capacidad de penetración, ya que las posibilidades de difusión de una noticia en la web son ilimitadas”. Las fake news no son algo nuevo, tenemos constancia de su existencia desde la Antigua Roma, pero con el auge de Internet, su circulación se ha multiplicado. Cada vez tenemos que ser más cautelosos con las nociones que se nos transmiten, porque las noticias falsas se crean ad hoc para confundir a los ciudadanos.
Escultura conmemorativa del 75 aniversario del diario
Otro de los aspectos en los que se aprecia la incisión de la revolución tecnológica es en la intrusión laboral. Desde el nacimiento de la prensa, el profesional de la información ha sido encarnado por personajes de múltiples orígenes, desde escritores hasta abogados, pasando por médicos y comerciantes. Nunca ha sido una profesión sesgada y eso ha permitido que prácticamente cualquier persona con el ímpetu y la voluntad de transmitir sus conocimientos al mundo, haya podido ejercer como periodista. Con el origen de la red, esto se ha multiplicado. “El periodismo es una profesión sin regular donde se permite el intrusismo y, además, el mercado es incapaz de dar trabajo a la cantidad de periodistas que salen de las facultades todos los años. Ante este horizonte de contratiempos, nos percatamos de que el mundo de la comunicación como sector laboral no es fácil. Sin embargo, hay algo que debemos tener claro. Si se tiene vocación, no se puede dudar en ningún momento. Tampoco los médicos, los abogados o los ingenieros lo tienen fácil para abrirse camino profesional y alcanzar el éxito. Hay que intentar ser lo que a uno le gustaría ser”.
Para José Luis, como nos adelanta, sentir la llamada de la comunicación es un aspecto fundamental en el periodismo. “El periodista, salvo en los casos de las grandes redacciones organizadas en turnos, no tiene un horario estricto. La noticia tampoco tiene un horario preciso para surgir. En las redacciones pequeñas las jornadas suelen ser largas, lo que hace complicado conciliar la vida familiar. Ante tales circunstancias, es primordial la vocación del profesional”.
Redacción del Diario Córdoba desde fuera
Pero dicha vocación debe guardar relación con el afán de conseguir informar correctamente a la población, para generar en los ciudadanos interés y avivar el espíritu reflexivo de la sociedad. Recientemente se han instaurado en el prime time programas como Late Motiv o La Resistencia, que para José Luis son productos frescos que tratan la actualidad de manera poco convencional, pero no se deben confundir con periodismo. Los considera una continuidad del tan famoso género del late night, pero no espacios donde formar a una ciudadanía preocupada por su devenir.
Es consciente de que el periodismo actual tampoco va a ser definitivo y que en los próximos años asistiremos al surgimiento de nuevos formatos y configuraciones de sistemas mediáticos (como están empezando a ser la implantación de los chatbots en las webs de los diarios o una mayor interactividad con el lector). Sin embargo, estos aspectos no le preocupan en demasía. Para él, no son más que la envoltura de la noticia, pero el verdadero núcleo significativo reside en la moral del periodista, en la forma que tiene de tratar la información, sin sensacionalismos, sin escándalos, procurando que no se vea sesgada por la opinión del informador. “La obligación del periodista es contar la verdad de los hechos. Otra cuestión es el posicionamiento que tiene un medio de comunicación, es decir la opinión que le merece lo sucedido. Esta postura es la que define su línea editorial. Cuando esta se impone y condiciona el relato de los hechos, no se hace periodismo. El periodismo debe buscar y contar la verdad. Es su principal compromiso con la sociedad”.