En 2010, Neil Harbisson fundó la Fundación Cyborg para personas como él, con implantes en su cuerpo que les permitan ampliar sus sentidos. Neil no ve los colores, pero gracias a su implante puede oír los colores.
Por lo tanto, los empleados de Epicenter no son los primeros cyborgs, pero sí que es la primera empresa que realiza implantes en su plantilla de trabajadores.
Los implantes se realizan de forma voluntaria en las "fiestas de implantes" que hacen de forma recurrente. Estas fiestas llevan nombres como "beer and chips".
Con esta tecnología, los trabajadores pueden desde interactuar con las máquinas de la oficina, hasta pagar la cuenta de la comida con clientes.
Hannes Sjöblad, biohacker sueco, es uno de los pioneros de esta tendencia y opina que es el paso natural, que no tiene sentido que memoricemos contraseñas y llevemos tarjetas de crédito.