Emma ha empezado a ayudar con sus principales funciones a algunos enfermos en un hospital de Singapur, desarrollándose unida a sus compañeros humanos de la rama médica.
Dicho robot es un 30 por ciento más fuerte que el modelo anterior, tiene una serie de servicios de masaje más amplios y los emplea de una manera que la persona que los recibe define de alta calidad comparándola con la forma de ejecutarlos de un terapeuta experto.
Emma se sirve de ciertos dispositivos modernos que los emplea para comprobar la tensión existente en los ligamentos, también controla el pensamiento artificial (la inteligencia); finalmente tras todo el proceso podrá hacer un desarrollo y una evaluación de la mejora de una persona que se encuentre en pleno curso de la medicación.
Emma ha sido llevada a cabo por AiTreat, una empresa tecnológica promovida por la Escuela Tecnológica Nanyang en Singapur.
Emplear a Emma en el tratamiento contra el dolor tiene la ofrece la posibilidad de llevar a cabo opciones más baratas en lugares donde el coste de la sanidad es elevado y los habitantes más ancianos requieren dichos cuidados.
Emma tiene una pantalla háptica y un apéndice con plena capacidad de movimiento para su total autonomía. Tiene dos aristas suaves y flexibles de amasamiento acabadas en una pasta blanda y pegajosa, que se pueden templar para una ejecución más placentera del ejercicio.
Los datos recogidos tras la administración del tratamiento en cada persona son mandados a una memoria, donde se mide la fuerza que debe darse durante el proceso de fricción contra el torso.
Tras un análisis de la evolución del paciente, se crea un parte que capacitará al doctor para valorar su desarrollo mediante información exacta.