Las tarjetas contactless ya son una realidad en España. De hecho, el 57% de los españoles ya la usan y el motivo no es otro que la facilidad que nos brinda a la hora de realizar un pago. El procedimiento es muy sencillo. Consiste simplemente en acercar la tarjeta a un datáfono y se realizaría el pago. Además, para importes menores a 20 euros y ahora en España también inferiores a 50€ no se solicita el PIN lo que resulta ser realmente efectivo, cómodo y ahorra mucho tiempo.
Sin embargo, existe cierto rechazo desde algunos grupos sociales hacia estas innovaciones digitales que se han introducido en las formas de pago. Los más mayores huyen de ellas no fiándose de su seguridad, y los jóvenes, aunque sí las acojan con más cariño, siguen siendo vulnerables a bulos e informaciones ficticias.
Desde hace un tiempo, se ha ido extendiendo un bulo por redes sociales, de boca a oreja, e incluso en algunos medios de comunicación, sobre un supuesto robo en el metro con un datáfono.
¿En qué consistía este bulo?
Un hipotético ladrón se acerca al bolsillo de un pasajero del metro y le cobraba un cargo de 20€ con un datáfono. Al no pedir clave, confirmación, PIN o verificación para cantidades menores a este importe, el ladrón podía ir robando sin que fuera percibido.
Imagen extendida por redes sociales sobre el supuesto ladrón. Fuente: 20 minutos.
No obstante, esta información no es cierta y su divulgación ha hecho mucho daño a la introducción de estas formas de pago que sin duda han venido para facilitarnos las cosas y no para ponernos en riesgo.
1. No es tan fácil conseguir un datáfono
En primer lugar, para poder conseguir un datáfono es necesario normalmente solicitarlo a una institución bancaria, aunque también se puede solicitar a una empresa de servicio de pagos (alquiler o compra) o a empresas independientes que vendan TPVs.
Por ejemplo, para que el ladrón se hiciera con un datáfono a través de una institución bancaria necesitaría tener abierta una cuenta con la entidad, y, además, debería pagar una cuota mensual y una comisión basada en el volumen de pagos que recibiera. Es un procedimiento complejo.
2. El datáfono debe de estar asociado a una cuenta real
Imaginando que el ladrón pudiera hacerse con un datáfono necesitaría vincular este a una cuenta bancaria real.
Según indica la página oficial del banco Santander los datáfonos se utilizan para conectar el comercio con la entidad financiera con la que tiene sus servicios contratados el cliente que realiza el pago. Cuando un pagador acerca la tarjeta al TPV lo que está realizando la máquina es una verificación de que la tarjeta de dicho cliente está activa, dispone de límite suficiente para realizar el pago y no tiene ningún tipo de alerta asociada que haga pensar que existe un posible fraude. Indica, además, que “El datáfono lleva asociada una cuenta corriente del comercio en la cual, se abona periódicamente el importe de las ventas tramitadas mediante un sencillo proceso que se denomina totalización, y que normalmente, suele ser diario”.
Esto supondría que si el ladrón consiguiera cobrar a alguna de sus víctimas los importes inferiores a 20€, o ahora a 50€ como indica el Banco Santander, que se pueden realizar mediante contactless, la persona afectada podría descubrir fácilmente quien es el ladrón viendo la cuenta a la que se ha realizado el pago y está asociado ese TPV.
3. El banco envía notificaciones por cada transacción.
Además, hoy en día y siempre en pro de la ciberseguridad, las entidades bancarias suelen notificarnos cada movimiento que se realiza en la cuenta. Por lo que, si alguien decidiera robarnos de esta manera, inmediatamente nos llegaría un mensaje indicando el pago que se ha producido. Esto lo hacen prácticamente todos los bancos. Aquí os dejamos algunos de ellos: BBVA, Santander, Bankinter, N26...
Notificación del banco Santander sobre retirada en el cajero. Fuente: Página oficial de Bankinter.
Publicidad sobre las notificaciones de la app del Banco Santander. Fuente: Banco Santander
4. El contactless cuenta con un timeout
Todo en esta supuesta “noticia” carece de sentido. Para que el ladrón pudiera realizar su cometido en un lugar como el metro debería estar tecleando constantemente la cantidad que desea robar. Esto es debido a que el TPV funciona con un timeout, lo que implica que si antes de un tiempo no se produce el pago (es decir, acercar el TPV a la tarjeta) la cantidad a cobrar se elimina y el ladrón tendría que volver a escribirla.
No solo con esto, el ladrón tendría que ir poco a poco acercándose a sus posibles víctimas y ver si alguna lleva su tarjeta en el bolsillo o en un lugar accesible, lo que hace este supuesto robo cada vez más complejo.
5. Se debe estar a una distancia inferior a 3 centímetros de la tarjetaOtro de los puntos que desmotan esta falsa noticia es el hecho de que para que se pueda realizar un pago contactless hay que estar a una distancia de menos de 3 centímetros y se debe mantener la tarjeta a esa distancia durante un tiempo para que pueda producirse.
6. La policía no registra casos de este tipo
La policía no registra casos de esta índole por lo que no es un tipo de robo extendido. Todo esto refuerza que esta noticia no es cierta y que no hay ladrones robando con datáfonos en los transportes públicos.
Además de esto, el BBVA confirma en el diario ABC:
"Las tarjetas de tipo «contactless» son seguras y cuentan con sistemas de bloqueo. Un sistema de seguridad preventiva añadido que consiste en bloquear la tarjeta y pedir el PIN en el caso de que se detecte un número determinado de operaciones con importes sospechoso".
Por todo ello, se puede confirmar que el robo, ya sea en el metro, en un bar o en un sitio concurrido, con un datáfono no es algo que pueda realizarse fácilmente, no es algo imposible, pero no les merecería la pena a estos supuestos ladrones. No se han dado casos similares a este, pero, aun así, siempre está bien ir precavido y llevar la tarjeta a buen recaudo y no en el bolsillo del pantalón. Nunca se sabe qué puede pasar.