miércoles. 30.10.2024
Migración subsahariana en Marruecos

María J. Vencesla: "Marruecos, para Europa, asume el rol de controlador, por no decir de policía o sicario".

  Maria José Vencesla SimónWhatsApp Image 2018-11-18 at 19.17.53 es trabajadora social, técnico en cooperación y experta en migraciones desde hace siete años. En Marruecos coordinó un centro de atención a migrantes subsaharianos en Tánger, para Cáritas y la Diócesis de Tánger. Posteriormente, coordinó un proyecto enfocado en la salud sexual y reproductiva de mujeres migrantes subsaharianas, para Médicos del Mundo-Bélgica; además, impartía paralelamente talleres y charlas sobre migración a instituciones como IES Abroad o ONG Proclade-Bética.

Desde hace dos años trabaja al otro lado de la frontera, en Europa, sobre todo con migrantes solicitantes de protección internacional (refugiados). Actualmente, es coordinadora de un Dispositivo de Acogida a Refugiados gestionados por la iglesia evangélica en Jaca, Huesca.

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Fuente: Nerea Larrinaga Bidegain

- ¿Qué explicación le das a que el gobierno de Marruecos esté limpiando de subsaharianos los alrededores de la valla?

- Marruecos, para Europa, juega un papel muy importante en el control de flujos migratorios. Digamos que asume el rol de controlador, por no decir palabras más fuertes como policía, vigilante o sicario. Del mismo modo, Marruecos sabe perfectamente que este control es una herramienta política para tener a Europa a sus pies. Es por eso que, en ocasiones, la vigilancia en frontera disminuye para presionar a Europa ante cierto acuerdo — como pasó con el acuerdo de pesca España- Marruecos —.

Marruecos sabe que puede influir en política y pedir "lo que quiera" si amenaza o hace presión con el control migratorio. El hecho de que este aleje a los migrantes subsaharianos de la frontera con Europa no es una decisión del propio estado alauita, sino la ejecución de una orden del continente europeo. El mensaje que reciben sería algo así: "no dejes que los africanos se acerquen a mis fronteras. Vale todo, apáñatelas como puedas".

En ese vale todo, Marruecos decide hacerlo así, a través de redadas, convoyes de personas hacía el sur y violencia policial, tanto en tierra como en costas. Mientras tanto, Europa mira hacia otro lado. Las pateras vuelven a llenarse de jóvenes marroquís, sobre todo, tras las revueltas del Rif y de Alhucemas. Estas revueltas también se acallaron con detenciones y más violencia policial, esta vez con el visto bueno por parte de España, que tenía miedo de la cantidad de personas que podrían aventurarse hacia España.

 

- ¿Qué significa ser subsahariano en Marruecos?

- Significa estar al margen, significa ser objeto de miradas y de comentarios. Significa tener que buscarse la vida con más esfuerzo que otras personas, y estar relegado a un segundo plano. Ser inmigrante de segunda clase. Incluso los estudiantes que vienen a Marruecos a seguir sus estudios universitarios se han visto envueltos en tramas injustas, clasistas y xenófobas.

 

Los traficantes les obligan a pagar el pasaje a lo largo del camino mediante trabajos que van desde la prostitución hasta la venta de droga, tráfico de menores, mendicidad o  trabajos domésticos forzados

- ¿Cuáles son las condiciones de vida a la que se someten?

- Hay que ser consciente de que no todas las personas tienen las mismas condiciones al llegar a Marruecos. Hay quien trae sus ahorros, viene en avión y tiene contactos bien posicionados; hay quien está ligado a mafias y posee un estatus o una cierta protección. Pero, en su gran mayoría, son personas con escasos recursos económicos y en situación de vulnerabilidad por razones diversas como ser víctimas de trata, mujeres, discapacitados, menores, mujeres embarazadas, etc.

Estas personas han pasado meses viajando — la mayor parte del tiempo por tierra—, han atravesado fronteras y desiertos en condiciones muy precarias y, habitualmente, han pagado a traficantes o han sido engañados por ellos. También pueden ser víctimas de trata y explotación de personas. Los tratantes les obligan a pagar el pasaje a lo largo del camino explotándolos mediante trabajos que van desde la prostitución hasta la venta de droga, tráfico de menores, mendicidad o  trabajos domésticos forzados.

Una vez llegan a Marruecos, comienzan a vivir donde otros compatriotas ya están instalados. Suelen ser habitaciones en viviendas compartidas en los centros de las ciudades (antiguas medinas) donde los edificios son viejos y no tienen condiciones aceptables de salubridad; o bien en barrios populares a las afueras de las ciudades, como en Casablanca o en Rabat, donde las viviendas son más de lo mismo.

A esto hay que añadir la dificultad de conseguir una vivienda en ciudades marroquís para una persona negra extranjera, ya que pocos propietarios quieren alquilar o los precios son demasiado elevados para ellos. Además, muchas veces se dan denuncias de los vecinos o hay redadas de la policía desde hace más de tres años. Al final, la mejor opción acaba siendo encontrar un lugar en la clandestinidad, donde se pueda pasar desapercibido. Algunos ni siquiera acceden a una vivienda y se conforman con una manta en un trozo de salón o de habitación; o lo que es peor, acaban en campamentos improvisados.

 

- ¿Tienes esperanzas de que la situación mejore ahora con el cambio de gobierno?

- La esperanza siempre existe. Sin embargo, no creo que el nuevo gobierno cambie estas políticas. Al fin y al cabo, está bajo el mando de un sistema mayor capitalista que rige todo. No solo la economía depende del sistema, sino que cada uno de los engranajes a nivel social que forma el sistema está controlado por instancias mayores. Es difícil cambiar esto. A nivel más micro, sería una buena respuesta la revisión de la ley de extranjería y, en general, trabajar para alcanzar un estado del bienestar donde los ciudadanos tengamos más políticas sociales y más cabida a participación.

 

- ¿Crees que solo hay un responsable en este problema o que se deben responsabilizar los tres  actores por igual: Marruecos, España y la Unión Europea?

- Por supuesto, todas las instancias están implicadas. La responsabilidad va desde la elección de la política represiva que elige Marruecos hasta la flexibilidad o gestión "solidaria" de la migración que España muestra, y la poca o nula respuesta al respecto por parte de la Unión Europea. Todos son cómplices. 

 

- ¿Piensas que Marruecos está mostrando una doble cara al pretender contentar al mismo timpo a la Unión Africana y a la Unión Europea?

- Marruecos lleva mostrando esa doble cara desde hace mucho tiempo. Una hipocresía que podermos ver en su día a día, en su sociedad, donde constantemente encontramos signos claros de xenofobia, no aceptación de la inmigración y rechazo a la identidad africana. La política que se está llevando a cabo en el país refleja, desgraciadamente, el sentir y el hacer del pueblo.