Estancados. Esa es la palabra que define la situación educativa de España y su evolución en los últimos años. Y no es un fenómeno exclusivo de nuestro país. Los países de la OCDE se estancan en sus resultados, y no se producen mejoras ni empeoramientos significativos ni en resultados ni en posiciones en el ranking. Solo siete países de los 79 analizados mejoran sus resultados.
Lo que sí empeoran son los resultados en ciencias. España obtiene sus peores resultados desde el año 2000. Esto significa que son los peores resultados de ciencias desde que se hace este informe. La bajada es de 13 puntos respecto a 2013, lo que deja la media en 483 puntos.
Lo que parece lastrar a España es la naturaleza de su sistema educativo con respecto a la naturaleza de las pruebas que hace el informe. Nuestro sistema educativo es excesivamente teórico y se basa en la acumulación de conocimientos. Sin embargo, la prueba mide la capacidad de análisis crítico e incluso la creatividad. Además, la importancia de la explicación subyacente se viene soslayando, lo que provoca que el conocimiento que se busca adquirir se olvida al poco tiempo de ser enseñado.
Una de las principales preocupaciones de la OCDE es que se ha aumentado la inversión por alumno hasta un 15% en los últimos 10 años, según señala la responsable de análisis de datos del informe. Esto no solo no se ha traducido en una mejora, sino que además los países más desarrollados incluso empeoran.
En una perspectiva más nacional, las diferencias autonómicas continúan un año más siendo una constante. Mientras regiones como Galicia compiten con China o Taiwán (países punteros en resultados) en resultados en ciencias, otras regiones como la Ciudad Autónoma de Ceuta compiten con Albania o Costa Rica. La diferencia es de más de 400 puntos.
Si se quiere incluir la influencia de la LOMCE, aprobada en 2013, la única incidencia notable es el aumento de la carga burocrática del personal docente a la hora de evaluar a sus alumnos, pero los analistas no subrayan ningún cambio sustancial en resultados académicos que devengan de la aplicación de esta ley.
En definitiva, España es un país cuyo sistema educativo está orientado a contenidos y no a competencias. Mientras no se lleve a cabo una reforma estructural del sistema desde esta base, no parece posible que se aprecien cambios en los resultados de informes como este.