La historia relata la vida de Esmail, un joven iraní que se ve obligado a emigrar a Dinamarca para poder sustentar a su familia. Allí, buscará desesperado a mujeres con las que emparejarse para poder seguir viviendo en el país y no ser deportado.
La película aborda el tema racial y la inmigración desde un punto de vista muy crudo, gradual y con especial atención en los detalles de sonido.
Esmail, el protagonista, refleja de forma realista qué es ser inmigrante en un país como Dinamarca y el problema de encontrar tu lugar en la sociedad.
Es un personaje que vamos descubriendo a medida que avanza la historia, al igual que él también va descubriendo su propia identidad.
Su respiración, los roces y raspaduras que hace en su chaqueta; los gritos, pausas, besos y alientos de cada una de las mujeres que intenta que sean su salvavidas para continuar en Dinamarca, son sonidos que se nos clavan en la mente y hacen entender la sensación de desesperación e impotencia del personaje.
La ilusión y ganas con las que comienza en Dinamarca poco a poco se van viendo mermadas por la presión de poder ser expatriado, a lo que se une que no encuentra nuevas danesas con las que emparejarse, el conocimiento del suicidio de una antigua amante y el acoso del marido de la misma tras su muerte.
Todo ello, unido de nuevo al maravilloso sonido y actuación de Ardalan Esmaili, el protagonista, hacen que nos sumerjamos en ese ambiente de incertidumbre y tensión.
Actualmente, es importantísimo dar visibilidad a películas y relatos que, aunque sean ficticios, no estén tan lejos de la realidad como pensamos. La película muestra crudamente qué es no encontrar tu lugar ni en tu propio país ni en otro en el que se te considera distinto, de otra clase, inferior, por no tener un visado. También representa el tema del dinero y de cómo el ser aceptado en la sociedad va de la mano con tu estatus y capacidades. Es un dilema interno, un devenir incierto en el que no sabes a dónde ir ni qué sitio es el correcto, el que te llevará a encontrarte y ser feliz.
El filme refleja ese salto al vacío que muchas personas dan, ese miedo a lo desconocido, al qué pasará y a arriesgarlo todo por creer y querer encontrar una vida mejor.
Ardalan Esmail. Foto: María Moreno Mata
Queda claro que esta película va a ser una de mis preferidas del festival. Y esto es solo el comienzo. Veremos qué nos depararán las próximas proyecciones.
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