sábado. 28.09.2024

Sustrato, nenúfares y libélulas, tres ingredientes que erradican el sofocante calor del sur. El sol, que es tan agradecido durante el invierno, se vuelve un enemigo en los meses de verano. “Del Cloro a la Biodiversidad” nos acerca la botánica como solución basada en la naturaleza, asegurando nuestra protección en un entorno donde prime la vida.

Mónica López, bióloga y responsable de la Colección de plantas acuáticas y del Herbario COA, y Bárbara Martínez Escrich, divulgadora científica del IMGEMA y doctora en Educación Ambiental, lideran el proyecto del Real Jardín Botánico de Córdoba “Del Cloro a la Biodiversidad”. Esta propuesta “nace con la necesidad de desarrollar infraestructuras verdes urbanas”, explica Mónica López. El objetivo es “revertir las masas de agua cloradas de la ciudad, restaurándolas de manera ecológica”, matiza la investigadora. Esta iniciativa cuenta con múltiples beneficios, por ejemplo, lograr la ausencia de mosquitos o fomentar la educación medioambiental. Esto es posible a través de la introducción de cadenas tróficas instauradas en estanques y fuentes. Gracias a una previa selección de organismos de cierta relevancia ecológica, idóneos para desarrollarse en este nuevo hábitat, el agua se estabiliza y crea ecosistemas depuradores que la mantienen limpia.

Logotipo Del Cloro a la Biodiversidad

El procedimiento es sencillo y accesible para aquellas personas que no son expertas en botánica, logrando así una mayor repercusión. Tal y como nos cuenta, se trata de reproducir ecosistemas reales en las masas de agua clorada. Se comienza colocando una capa de sustrato y agua, en la que se introducen especies endémicas, microorganismos y algunos vertebrados de manera artificial. Pero, es a posteriori cuando llegan de forma natural muchos más animales, como aves, insectos o algunos vertebrados.

Nenúfares en el Jardín Botánico
Nenúfares en el Jardín Botánico

Aunque el lanzamiento de esta idea aporta diversos factores positivos, la puesta en marcha de dicha intervención vegetal acarrea ciertas dificultades. “Un ecosistema nunca es estable, tiende al desorden” subraya López. Al ser este hábitat un proceso dinámico, cabe la posibilidad de aparición de algas invasoras o proliferación de mosquitos. Esta situación, implicaría el desequilibrio y la extinción de los microorganismos que dan vida al recinto biológico.

Además de las dificultades técnicas, el factor humano, Bárbara confiesa que también podría ocasionar contratiempos: “La gente espera que al día siguiente ya sea un vergel, que el agua esté transparente. Hay que hacerles entender que todo requiere un tiempo” afirma la divulgadora científica. Esta impaciencia natural del ser humano, pronto se verá transformada en gratitud tras la vista de los resultados.

En cuanto a la variedad de especies faunísticas, se encuentra presentes, en su mayoría, invertebrados. Entre estos, los científicos han determinado diversos grupos de crustáceos acuáticos, como cladóceros, copépodos y ostrácodos. Uno de ellos, el más común en toda Europa, el Cypridopsis vidua hace vida en estas masas acuáticas. Pero, en este caso, las plantas forman una parte esencial del ecosistema, donde destacamos especies como ninfeáceas, conocidas como nenúfares o diversas especies de la familia Juncaceae.

No solo alicientes biodiversos son los que sustentan este proyecto. En una ciudad como Córdoba, la funcionalidad y practicidad de este, recoge una gran importancia. Adelardo, Coordinador General de Desarrollo Urbano, Sostenibilidad e Igualdad del Ayuntamiento de Córdoba afirma que no nos podemos permitir ese consumo de agua. Y es que, las fuentes compuestas por agua clorada requieren tres limpiezas anuales, en las que es necesario el reemplazo del agua. “Se han ahorrado 30.000 litros por año solo en el Jardín Botánico” nos data el coordinador, lo que evidencia su efectividad.

El proyecto pretende calar en la consciencia del ciudadano. Ricardo Martín de Almagro, gerente del Real Jardín Botánico de Córdoba, nos afirma que muchas instalaciones de uso público están comenzando a implantar medidas de calidad gracias a esta iniciativa. Además, añade: “nosotros no queremos un estanque naturalizado para ser visto, sino para ser vivido, y la mejor manera de hacerlo es que las personas se involucren”. Por ello, se ha abarcado todo tipo de colectivos sociales, colegios y AMPAS, las propias personas de los barrios, centros de jubilados o, incluso, colectivos empresariales.

Aunque este proyecto, tal y como nos cuenta Adelardo Cánovas, reside en el IMGEMA de manera original, la idea principal es que pase a ser gestionado por el Departamento de Parques y Jardines, proyectando así un futuro sostenible y expansionista.

Expansión del proyecto

El salto del proyecto fuera del Jardín Botánico fue instigado por algo tan sencillo como un excedente de flora en las fuentes intervenidas de la institución. “Tirarlas era casi un pecado” afirma Mónica. Las colecciones de plantas acuáticas son un recurso valioso entre el conjunto natural, ya que cuentan con algunas especies protegidas. Ese remanente de plantas fue empleado para salir a la ciudad. Todo ello, con el claro objetivo de preservar las especies en peligro y acercar la naturaleza a la ciudadanía.

Ejemplo de ello, es el IES Séneca, dónde se ubica una de las muchas restauraciones ecológicas. “Hemos convertido una fuente simple en un recurso educativo muy valioso” nos detalla Francisco J. Retamosa, profesor del Departamento de Biología. Esta ventaja permite a los alumnos examinar toda la biodiversidad que recoge el ecosistema acuático.

La fuente ha originado una nueva necesidad en el centro, transmitir ese conocimiento a todo el alumnado. La finalidad es que comprendan la importancia de la naturaleza y de la propia riqueza medioambiental. “Hemos visto un montón de animales con el microscopio, es muy divertido” afirma Manuela, una de las alumnas del instituto Séneca. Durante la asignatura de laboratorio, varias veces al mes los alumnos realizan una visita a la fuente, para posteriormente determinar las especies. Este año realizarán un contraste entre los microorganismos que proliferan durante la temporada de invierno y la de verano. 

Fuente ubicada en el IES Los Pedroches.
Fuente ubicada en el IES Los Pedroches.

Una situación similar la encontramos en la comarca de Los Pedroches, en la localidad de Pozoblanco. Allí, el IES Los Pedroches llevó a cabo la naturalización de la charca del centro. "Lo implementamos dentro del programa ALDEA de la Junta de Andalucía", explica Catalina, profesora del Departamento de Biología. Al igual que en el instituto cordobés, la balsa también es una herramienta formativa para el alumnado. 

Otro de los lugares donde se ha implantado, es en el Rectorado de la Universidad de Córdoba. “Ahora tenemos todo lleno de vida. Cuando se le dedica tiempo, la biodiversidad explota” nos comenta Raquel López, funcionaria del Servicio de Control Interno. “Esta nueva utilización de las fuentes hace que las zonas comunes no huelan a cloro y embellecen el lugar” nos explica Manuel Torres, jardinero del edificio.

Fuente ubicada en el Parque de Orive
Fuente ubicada en el Parque de Orive

Por último, nos adentramos en el corazón de Córdoba, concretamente en los Jardines de Orive. Allí, nos recibe Guillermo Contreras, miembro de la Asociación Vecinal La Axerquía, además de ser un conocedor del ámbito natural. Fue una de las personas que colaboró en la renaturalización de la fuente, evento que despertó una lucha por transformar la ciudad a un espacio mucho más verde. “Le cantamos cumpleaños feliz a la fuente” contó emocionado Guillermo, ya que este pasado 14 de abril se cumplió un año de su instalación. Esto supone un gran avance, puesto que, al llenar de vida el lugar, son muchos los viandantes que lo visitan diariamente. “Esto es un oasis de biodiversidad” puntualiza. Uno de los puntos que desempeña cada día la entidad, es velar por la concienciación ciudadana sobre el cuidado de estos espacios. El crecimiento de la fuente es palpable; “al principio eran cuatro ramillas (…), esta fuente se está usando como almacén para poder seguir aumentando el número de estas naturalizaciones en la ciudad” destaca Guillermo.

EDUCACIÓN MEDIOAMBIENTAL

“Del Cloro a la Biodiversidad” ha generado un interés social clave para la proliferación del proyecto. Como nos comenta Barbará Martínez, principalmente, las fuentes son un recurso educativo enorme, ayudan a los niños a conocer cómo funciona y se autorregula el ecosistema, además de ver las interacciones que se producen en el mismo. De ahí se creó un programa didáctico en el Jardín Botánico apto para todos los públicos.

Si bien la instalación de este recurso ambiental requiere conocimiento y precisión para su correcto funcionamiento, también hay cabida para momentos divertidos. “Al principio les da rechazo (...) y al final meten las manos debajo del agua, ¡no quieren irse!”, contaba Bárbara acerca de las impresiones de los más pequeños.

Asimismo, estas fuentes son un medio divulgativo en los propios barrios. Como las mismas constituidoras nos exponían, lo más importante del proyecto era implicar a la ciudadanía. Hacer a los vecinos partícipes de la infraestructura hace que esté siempre bien cuidada, además de poder generar espacios altos en biodiversidad y útiles para el ocio en familia. “Es la ciudadanía, los profesores, los alumnos, los colectivos... los que han ido empujando este proyecto, haciéndolo grande” destaca Mónica.

Hasta la fecha, se ha reconocido el proyecto con varios galardones, entre los que se encuentran: Premio al Desarrollo Sostenible (Diario CÓRDOBA), premio “Juan Julio” en la modalidad trabajo técnico otorgado por la Asociación Española de Parques y Jardines Públicos o el Premio Andalucía de Medio Ambiente por la Junta de Andalucía. Como las mismas laureadas decían, “gracias a estos reconocimientos comienzan a tenerte en cuenta. Así, es más fácil llegar a una institución para que cambie el tipo de gestión que hacen con el agua”.

Personas voluntarias en la naturalización del Rectorado de la Universidad de Córdoba
Personas voluntarias en la naturalización del Rectorado de la Universidad de Córdoba

Tras lograr ser referentes en gestión medioambiental y llegando a ser uno de los proyectos más reconocidos a nivel local y nacional, la influencia de este proyecto ha calado en el Ayuntamiento de Córdoba.  Tanto es así, que ha repercutido para presentar la candidatura a Capital Verde Europea, pese a las dificultades climatológicas por la situación geográfica de Córdoba.

“Ha sido un acierto total” asegura Pepe Sancho, jardinero encargado del mantenimiento de las fuentes del Jardín Botánico. Él, una de las personas que más puede apreciar el cambio. Su mantenimiento es sencillo, se van eliminando las algas y plantas invasoras para permitir el equilibrio de la fuente. “Antes tenía mucho más trabajo” afirma Sancho.

Córdoba
Jóvenes trabajando en el Botánico de Córdoba

Gracias al cuidado constante de cada persona, al interés de los más curiosos y al conocimiento de otras, se ha engendrado en la ciudad de Córdoba un paso muy grande para alcanzar un futuro sostenible. Lograr un ecosistema dónde prime la vida, la salud y la naturaleza. Dónde podamos disfrutar de la belleza de lo simple y originario. Es el inicio para cambiar la conciencia, “Del Cloro a la Biodiversidad”.

 

Del cloro a la biodiversidad: un proyecto para desarrollar infraestructuras verdes urbanas